lunes, 22 de junio de 2009

"A la Iglesia le hace bien la vulnerabilidad." Entrevista a Pedro Arellano

Pedro Arellano hace 22 años dejó la oficina de arquitectos en que trabajaba. Después de cuatro años de estudios, comunidades y formación personal -no da muchos más detalles-, se pregunta en 1991: ¿cómo voy a volver al mundo? Estaba tomado por el cuestionamiento que había oído a Juan Pablo II sobre la fractura entre la fe y la vida: "El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época" (Gaudium et Spes, Conc.Vat.II). Se empezó a juntar entonces con algunos amigos empresarios -"no en las tardes, sino en horario de oficinas", puntualiza- y conversar sobre su vida, fe, trascendencia. Entonces empezó a hacer circular un correo, "Correo Directo", con recortes de documentos y otros. "Correo Directo" fue el antecedente de la Revista Desafío, que hoy lleva más de 15 años intentando hacer "encuentro" entre personas y dirigiéndose especialmente a empresarios.

El proyecto no es sólo una revista hoy. La fundación sigue creciendo en áreas, grupos de trabajo, encuentros. Desde el año pasado están empezando una nueva etapa con Desafío de Humanidad. "Despertar, formar, animar, comunicar, con acciones muy concretas, una Cultura al servicio del Ser Humano, fundada en nuestra Esperanza Cristiana"; así define su razón de ser la fundación.

- La entrevista surge a propósito de la columna de Andrés Benítez hace ya como un mes en El Mercurio, que hablaba de la difícil relación de la Iglesia con los empresarios. A partir de ahí, quise tomar el tema -le cuento-. ¿Es posible ser empresario y católico?
"O sea, no sólo es posible, es una obligación [para los católicos]. La verdad es que la dificultad de vivir la fe no es un tema sólo de los empresarios, sino de todos. El tema es la fe y la vida. Mi vida tuvo un giro radical a partir de la frase que le oí a Juan Pablo II (que creo que aparece en otros lugares también) sobre que el mal de nuestra época es la fractura entre la fe y la vida. Esta dicotomía que se da entre los empresarios, también se da en la Iglesia. Yo me formé en un colegio ignaciano, y había una imagen de Dios que había que portarse bien porque si no... -hace gesto como de amenaza con la mano. Parecía que Dios andaba buscando darte duro."
"Incorporar la fe a la vida no es un problema de los empresarios, sino también de la Iglesia. Porque si no, podemos vivir fracturados: un día ser empresario y al otro -el domingo- ser católico. Éste es el problema: vivir disgregados, como sociedad y como personas."

-¿Cómo se ayuda a unir esa fractura?
"Solo puedo hablar de mi experiencia, reflexionada desde mi vida. La pista que tenemos con Desafío es buscar el encuentro, en tres niveles. Primero, contigo mismo: empezar a conversar de dónde vengo, a dónde voy, las preguntas existenciales. Ahí aparecen los otros (el segundo nivel del encuentro) y encontrarse con los otros ni siquiera en el ámbito de la fe: reconocer las riquezas del otro y también sus límites, y ahí conocer también los propios. Y un tercer nivel de encuentro con la naturaleza, el entorno... el cosmos" -dice con gesto amplio de los brazos.
"Y transversalmente a esos tres encuentros, el encuentro con Dios, o esa trascendencia."
"Esa experiencia de encuentro ha ayudado. Y encuentro con la diversidad de los otros, que es otro paso, ya no sólo con los "iguales". Porque me cuesta juntarme con el otro de distinta religión, con el que estoy en desacuerdo, con el desechado por la sociedad. Hay una frase que dice 'El pobre es tu maestro'."

- Andrés Benítez criticaba la palabra de la Jerarquía eclesiástica como una intromisión desde fuera. ¿Qué rol juegan los laicos católicos, los empresarios cátolicos en estas discusiones?
"Yo quiero mucho a la Iglesia, pero también soy crítico" -parte aclarando.
"El trabajo que hacemos en la fundación lo hacemos movidos desde nuestra fe, pero no 'colgados de la Institución'. Porque la gente hoy no diferencia entre la Iglesia y su jerarquía, porque tal vez la responsabilidad está puesta en ella [la jerarquía], porque tal vez la voz de la Iglesia es siempre desde los Obispos, la voz más institucional. Y cuando sale un laico... trabaja para el Obispo. Las pocas veces que aparece un laico es supeditado a algún obispo."
"Mientras no hagamos un trabajo desde los dos lados, mientras los laicos no vivamos con radicalidad el Evangelio y tengamos un empoderamiento de nuestra fe, y mientras los Obispos no nos 'suelten' más, es difícil que los laicos juguemos un rol más preponderante. Pero es importante, porque lo que decimos los laicos tiene otro estilo, otro modo, que puede llegar más. Yo entiendo a Benítez, porque es lo que a veces reflejamos como institución [la Iglesia]. Lo que dice la Jerarquía es cierto que tiene valor, pero parece que lo dice como desde fuera y hay que escucharlo 'desde abajo'. Y eso molesta, sobre todo entre los que no tienen fe."
"Es que, como dice el P. Montes, nos han cambiado las reglas del juego: hoy la autoridad ya no es así. Y si le agregamos las debilidades de nuestros queridos pastores, obispos y sacerdotes... el caso de Lugo y otros. A la institución le ha hecho muy mal, pero también muy bien, entra luz y aire. Yo creo en esta institución y hay un valor en la vulnerabilidad: te muestras frágil y eso permite que otro se pueda acercar. Le hace bien a la Iglesia. Me ha gustado ver a Ratzinger [Benedicto XVI] pidiendo perdón. Hace bien. Es bueno y sabio."
"Yo creo que la Jerarquía va a buscar a los laicos sólo cuando los necesita: a veces por un informe y, lo que es peor, cuando necesita plata."

- Y ya a nivel personal, ¿cuál es el conflicto que vive un empresario católico?
"Tremendo. Para cualquier católico es tremendo, si quiere vivir su fe con total radicalidad. Porque el empresario debe mantener una organización. Y cómo cumplir la palabra de compartir con todos... tiene que hacerlo de manera inteligente, no vaya a ser que quiebre y sea peor para todos."
"Es tremendo, pues la Palabra confronta cada día. Hoy, por ejemplo: No enjuicies -efectivamente el Evangelio de hoy, Pedro fue a misa en la mañana-, ¡y yo me paso haciendo eso! 'Este empresario es así, y este otro...' ¿Desde dónde? ¡Desde la viga en mi ojo!
Estaba conversando con un amigo a propósito de ¿y después de la crisis, qué? ¿seguir con lo mismo? y me decía que hay quienes prefieren no preguntarse esas cosas. Es mejor no ver, adormecer la dimensión de la fe o vivirla sólo como un rito, un barniz, ser católico de encuesta."
"Por eso creo que hay que anteponer al empresario el término cristiano, católico. Desde ahí se funda mi vida: mi ser padre de familia, servir con esta fundación, emprender... Confrontarme día a día con la Palabra y no amargarme por lo lejos que estoy."

Y continúa luego con la tarea de los pastores:
"La tarea que tienen ustedes es gigantesca. Ustedes los pastores, aunque yo también me considero un pastor. Porque para poder hablar hoy tienen que bajar como de rodillas, a la escucha y sin hablar. Es un desafío tremendo, una nueva forma de vivir el sacerdocio... Y no es que no haya nada que decir, ¡hay mucho! pero desde dónde... ¿desde el púlpito? Desde el medio de la comunidad, que es donde hemos visto a Jesús. Porque Él habló desde la comunidad para denunciar a los que hablaban desde el púlpito. Si viniera, quizás cómo quedaríamos... Bueno, hoy Jesús viene y habla a través nuestro."

- ¿Cómo pueden ayudar los laicos a la Jerarquía de la Iglesia en esta tarea?
"Para ayudar... prefiero acompañar, es mejor palabra, se requiere dejarse acompañar, a la escucha, hacia abajo, abriendo espacio, como el Vaticano II. El problema de la institución es el riesgo de querer encerrar al Espíritu y éste siempre se escapa. Pero eso nos da miedo y cuando yo tengo miedo, me rigidizo y le digo a mis hijos 'hasta las 2, no más' [cuando van a salir de noche]. Y lo que dice Dios es 'No tengan miedo' Que se atrevan a contar con los laicos como hermanos."

-Un padre de mi casa siempre cita a San Agustín: "para ustedes soy Obispo, con ustedes soy cristiano".
"De eso se trata. Hay varios sacerdotes que participan en nuestros grupos: Cucho Moreira, Cristián Precht, el párroco de La Legua Gerardo Ouisse... Pero participan como uno más, que no nos vengan a predicar. Y es también un regalo para ellos. Hay muchos que viven esto, pero el grueso parece reflejar otra cosa. A esto los movimientos más tradicionales no han ayudado."

La conversación sigue por cómo llegó Desafío a ser lo que hoy es. Algunas de las cosas que me cuenta las puse en la introducción. Un hito menciona especialmente significativo:
"El encuentro transforma el corazón de la gente. ¿Y por qué el encuentro? ¡Porque no queda otra! El año pasado, en el encuentro de Desafío en la montaña, se nos cayó la carpa. Estábamos con 300 personas!"
-Bien profético
"Totalmente. El cardenal Rodríguez Maradiaga, que era el invitado en esa ocasión, en la prédica final habló de la carpa caída como las vendas de Lázaro (era el evangelio que tocaba). Hoy estamos empezando una nueva etapa con Desafío de Humanidad y esto es nuevo para mí. Es un proyecto abierto; ¡bienvenido! -invita-. Hoy es un germen. Lo que he hecho en estos años, hoy no es lo que tengo que hacer, tengo que encontrar de nuevo mi lugar: es fascinante y da vértigo. Es soltar, soltar el control y el poder."
"Cuando se nos cae la carpa, es un tremendo signo. ¿Hasta dónde institucionalizar? ¿Cuánto hacerlo? Bueno hasta que no se nos vaya el Espíritu, dejar suficientemente abierto para no intentar atraparlo."

-Finalmente, ¿por qué en medio de estos encuentros y desencuentros vale la pena ser Iglesia?
"Bueno, yo creo en la comunidad, en vivir la comunidad. La primera de ellas es la familia, también la comunidad de trabajo: aquí hablamos de comunidad en el trabajo. Y la Iglesia es la gran comunidad y en ella quiero estar."

Ver Página web de Desafío de Humanidad.

2 comentarios:

  1. Hernán:

    ¡Que buena entrevista! Da mucho gusto poder leer cómo se puede ser Iglesia de tan diversas maneras. Se agradece mucho.

    Saludos,

    Javier, sj

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  2. Refrescante la entrevista.

    Preciosa la imagen de la carpa caída.

    Para que no se caiga, lo primero es estudiar los vientos... el Espíritu, de dónde viene y hacia dónde va... con qué fuerza...

    Se instala la carpa que se tiene. No se puede prescindir de la carpa para la subsistencia en la montaña...

    Pero también el diseño de la carpa se va perfeccionando, constantemente, y adaptándose a los vientos cada vez mejor pues los conduce en vez de resistirlos...

    Me alegro por el aporte de Pedro Arellano a la Iglesia
    Diego Benitez sj

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