Ayer 18 de agosto se celebró el Día de la Solidaridad en todo el país, en el aniversario de la muerte de San Alberto Hurtado (1901-1952). El epicentro de la celebración fue el Santuario del Padre Alberto Hurtado en Santiago.
Por la mañana estuvo ahí la Presidenta Michelle Bachelet, que recibió las propuestas de las Mesas Hurtadianas (grupo de 50 expertos que trabajaron en torno al tema "El aprecio del trabajo y del trabajador") y se refirió a ellas. Posteriormente, se dirigió a la tumba del Santo y depositó sobre ella una rama de aromo. El signo de la rama de aromo responde a las palabras de la poetisa Gabriela Mistral a la muerte del Padre Hurtado: "Y alguna mano fiel ponga por mí unas cuantas ramas de aromo o de "pluma Silesta" sobre la sepultura de este dormido que tal vez será un desvelado y un afligido mientras nosotros no paguemos las deudas contraídas con el pueblo chileno, viejo acreedor silencioso y paciente." El signo refiere a la deuda que aún tiene nuestra sociedad con la justicia social. "El Padre Hurtado nos sigue alentando con su llamado exigente. Tenemos que hacer más, mucho más, para que ninguna persona carezca de lo esencial, para que la pobreza, la indigencia sean definitivamente erradicadas de nuestra tierra, para que todos nuestros hermanos y hermanas tengan sus derechos garantizados", señaló la Mandataria.
Por la tarde, la celebración se concentró en la Eucaristía presidida por Mons. Alejandro Goic, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile. El pastor hizo un llamado a vivir la solidaridad a ejemplo de Jesucristo, el buen samaritano, en toda su amplitud. "La solidaridad no se puede agotar en consignas de campañas, y tampoco puede convertirse en una suerte de “turismo social” en que ocasionalmente estamos un rato junto a los pobres. El samaritano se conmovió a tal punto que después de curar al hermano y de hospedarlo, se quedó con él y se hizo responsable por su futuro. Él mismo se comprometió por su recuperación: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver”."
"No podemos olvidar que una solidaridad auténtica implica dos dimensiones: por una parte, el amor humano y la misericordia, la compasión y la ternura, en especial hacia los que más sufren; y por otra, la necesaria búsqueda de la transformación de las condiciones sociales, políticas y económicas, a través del ejercicio responsable de nuestros derechos y deberes ciudadanos. Porque, en palabras del apóstol Santiago, una fe sin obras es una fe muerta." (La homilía completa se puede ver aquí.)
Las actividades del Mes de la Solidaridad continuarán hasta el final de agosto. El sábado se realizará la tradicional Caminata de la Solidaridad, comenzando en la Estación Mapocho para dirigirse al Santuario del Santo. Más informaciones en Iglesia.cl.
(Fuentes y fotos: Iglesia.cl y Presidencia.cl.)
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