- ¿Qué está en juego para la Misión de la Iglesia en el ecumenismo?
Es clave. Lo dice el Evangelio: "que todos sean uno para que el mundo crea" (Jn 17,21). Lo que está en juego es la credibilidad del mensaje. Imagínate lo difícil que es anunciar la palabra de Dios en un lugar cuando se hace con
tres voces distintas, que no se ponen de acuerdo.
Los últimos dos Papas han puesto un énfasis fuerte en el Ecumenismo.
- Después del auge del Ecumenismo en torno al Concilio Vaticano II, parece ser que ha desaparecido de la primera línea de los temas de la Iglesia. ¿Qué ha pasado?
Es cierto que parece que después de un gran avance, desapareció de los temas. Sin embargo, se ha ido avanzando, se han ido solucionando problemas doctrinales muy importante. Imagínate la declaración de hace unos años: cristianos y luteranos concluyeron que estaban de acuerdo en la disputa entre la gracia y las obras, después de siglos de disputas...
Pero hay tantas razones para la división, no es sólo cabeza: historia, peleas, sensibilidades distintas. Un ejemplo, cuando cayó el muro de Berlín el Papa nombró obispos para Rusia o Ucrania, no recuerdo. Y eso fue terrible para la Iglesia Ortodoxa -no sé si Rusa o de dónde-, porque consideraba que esa zona les correspondía.
Aunque éste no es el problema en Chile, no es el de las grandes iglesias. El principal tema aquí es el Pentecostalismo que, en algunos casos, tiene como elemento de identidad el ser anticatólico.
- En la parroquia de La Legua, por ejemplo, se hace un Te Deum ecuménico para las fiestas patrias, entre el párroco católico y un pastor evangélico ¿Qué valor tienen estos esfuerzos de unidad a nivel más local?
Es una gran cosa, sin duda. Por otra parte, los organismos civiles tienden al ecumenismo, a veces por motivos políticos, pues reciben votos desde las distintas iglesias.
Pero es difícil. Una vez un pastor me dijo: "¿Para qué engañamos a la gente? ¿Para qué le decimos que somos lo mismo si no lo somos? No somos iguales." Yo le dije que, por lo menos, podíamos rezar juntos el Padrenuestro, pero él me dijo "es que no somos hermanos". Es un caso muy particular, pero muestra que a veces es difícil el ecumenismo.
Yo fui párroco antes de ser Obispo de Chillán y es difícil hacer algo ecuménico cuando se ve una comunidad débil doctrinalmente, la gente se podía confundir. Además, a veces se producen tensiones en las mismas comunidades evangélicas.
Pero aun con estas dificultades es importante esforzarse por la unidad de los cristianos. Para el ecumenismo es importante la oración. Y también una labor muy humilde, muy sencilla: cercanía con el pastor, siempre se podrá ir a tomar una taza de te con él. Si se puede hacer un servicio juntos, mejor. Y hacerlo sin comprometer a las iglesias, sino a nivel personal primeramente.
- La Conferencia de Aparecida ha invitado a los católicos a un rol misionero más activo. ¿Puede afectar este llamado a la causa de la unidad de los cristianos?
Es indudable que la Iglesia Católica pierde adherentes y algunos de ellos se van al Pentecostalismo. Aparecida tiene un número muy importante (D 225-226), en que se analizan las causas de esto. Y como Iglesia nos echamos la culpa de que se vayan y, más aun, se señalan cuatro puntos en que la Iglesia debe aprender del Pentecostalismo. Debemos aprender mucho de ellos, nuestra pastoral debe ser renovada en muchos aspectos.
- ¿Qué puede hacer el cristiano "de a pie" para ayudar a la unidad de los cristianos?
Primero que todo, conocer su propia Iglesia. La ignorancia entre los católicos es fenomenal. Hay que tener claros los temas polémicos: la apostolicidad de la Iglesia (esto es, que viene directamente de los apóstoles), la virginidad de María, la intercesión de los santos. El mundo de hoy es muy subjetivista, asimila verdad y satisfacción, por lo que se pierde la claridad doctrinal.
Por otra parte, es importante el respeto mutuo, el respeto al que piensa distinto, suponer la buena intención del otro.
Tercer punto, la oración por la unidad. Y una oración por lo del Evangelio de mañana [del jueves, Jn 17, 20-26]: porque la unidad de los creyentes es voluntad de Jesucristo.
- Por último, don Alberto, ¿qué podemos esperar del ecumenismo? Al mirar hacia el futuro, ¿cómo podemos imaginarnos la unidad de los cristianos: todos bajo el mismo Papa, una Iglesia unida pero más diversa o de otro modo?
No son contradictorios. Tiene que haber un Pedro. Ahora, ¿cómo ejerce el ministerio petrino? El mismo Papa lo planteó, Juan Pablo II. Puede ser un modo distinto al de hoy, que es más similar a una monárquía. Tal vez puede haber más sínodos; hoy ya hay algunos. El mismo Juan Pablo II pidió con mucha humildad que le dieran ideas. Las expresiones pueden ser distintas a las de hoy.